La arquitectura existente se caracteriza por construcciones hechas de una mezcla de tierra y paja secada al sol, y uso de mampostería de color grisáceo. Así como por paredes divisorias altamente decoradas, lo suficientemente altas para evitar que se propague el fuego de una construcción a otra.
Los nuevos edificios y zonas comunes están inspirados en la estructura de edificios vernáculos y sus paredes divisorias, así como de las plataformas y amplias escaleras para salvar los desniveles topográficos.