Embajada de España en P.R.China

Un bosque cerámico

La Embajada de España en Pekín es un edificio de nueva planta donde se congregan diferentes departamentos anteriormente dispersos por la ciudad.

Una nueva oleada de embajadas, principalmente en el distrito de Liangmachiao, muestra el esfuerzo intencionado por materializar la estética de cada país en el edificio de cada respectiva embajada. En contraste, la primera oleada de embajadas que se inició en el distrito de Ritan siguió la estética austera predominante de los años 80 en China.

El diseño de la nueva Embajada de España tiene como objetivo encontrar una tercera vía basada en un entendimiento recíproco entre el país invitado y el anfitrión.

La nueva Embajada está situada en la Avenida Dongshimen, tradicionalmente ocupada por edificios administrativos conjuntamente con otras embajadas, y caracterizada por árboles extraordinariamente frondosos.

Siguiendo un estricto enfoque en términos de funcionalidad, diplomacia y sostenibilidad, la ubicación de todos los edificios está condicionada principalmente por la conservación de la mayoría de los árboles, creando una estrecha relación entre la naturaleza y las nuevas construcciones.

Por otro lado, estos árboles han inspirado la estética del conjunto: desde la configuración de las fachadas hasta los pequeños detalles decorativos.

Desde la entrada principal al sur, el visitante accede al primer edificio que alberga la recepción principal de la Embajada, las oficinas de la cancillería y la residencia del Embajador.

A la izquierda, se ubica el acceso al segundo edificio que alberga en el primer piso la sala para eventos y recepciones diplomáticas, y oficinas en su segundo y tercer piso. A través del jardín se accede a un tercer edificio que alberga el consulado español, unido a los dos primeros a través de una marquesina abierta al paisaje.

Estrategia de sostenibilidad

Las fachadas de estos edificios están formadas por dos capas: la primera está formada por elementos cerámicos verticales que se inspiran en los troncos de los árboles en cuanto a forma y textura, y forman la estructura del edificio a la vez que lo protegen de la luz solar directa. La segunda capa está compuesta por paneles de metal ligero que dan privacidad al espacio interior.

Este planteamiento se sustenta en un conjunto de decisiones que parten de la ubicación de los nuevos edificios tras una ocupación similar que realizaba el edificio antes de nuestra intervención en la parcela: la protección al sobrecalentamiento de las fachadas a través de las sombras arrojadas por los árboles que se han mantenido;

El jardín con sus estanques de agua reciclada que refrescan el ambiente; Una batería de paneles solares en el techo para captar energía solar; y finaliza con una estrategia creativa de transferencia de energía, de un edificio a otro, dependiendo del tiempo de uso de cada uno de ellos.

Los motivos de diseño inspirados en los árboles comienzan con los elementos de la fachada y continúan en los elementos interiores como escaleras, pisos y manijas de las puertas, haciendo visible la estética del edificio en todas sus escalas. En este caso, se podría afirmar que el enfoque adoptado sobre el ahorro energético se transforma también en la estética y materialidad de la Embajada de España.

Dentro del solar, entre los edificios, se percibe fuertemente la sensación de serenidad y encuentro con el lugar a través de sus árboles. La combinación de la naturaleza y los nuevos edificios es un símbolo de la diplomacia de ambos países, el respeto por lo existente y la bienvenida a la nueva identidad individual.